Sin tetas no hay paraíso... y yo estoy oliendo el paraíso...

Hola pequeñas... ¿todo bien? Yo con vergüenza de no haber publicado a menudo en el blog, pero os sigo recalcando que han sido unos meses muy pero que muy estresantes para mi y, espero, que me comprendáis.

El viernes me dijeron que lo he aprobado todo y, para ser del todo clara y sincera, ¡con muy buenas notas! Todavía no me lo creo; y ahora veo que todo el esfuerzo y empeño que he puesto para conseguirlo... ha valido la pena. Así que, por esa parte, no me quejo.

Día 22 de diciembre (o sea, este martes que viene) ¡por fin me operan el pecho! Estoy muy nerviosa porque nunca me han operado y, a parte, tengo miedo de que no me quede tal cual como yo quiero; pero confio en mi médico en que hará un trabajo digno y me dejará "perfecta".

Pero... ya no sólo es cuestión de si me quedará como yo quiero... es cuestión de que... en principio tendré unos pechos envidiables y... lo demás ¿qué? Si tuviera el dinero y la libertad suficiente... os juro que me operaba entera; aunque yo soy de las que dicen que para conseguir algo hay que poner "dos cojones" y estrujártelos para conseguirlo. Con eso quiero decir que me opero del pecho pues no queda otra salida porque no hay otro remedio, pero lo que es el cuerpo en sí... con apenas comer y hacer muchísimo ejercicio... se consigue un cuerpo más o menos decente. Y aquí es a donde iba: "sólo hay que pasar por quirófano cuando no queda otra alternativa". Y eso es lo que me pasa a mi: mi pecho no tiene remedio, así que me opero. ¿Y mi cuerpo? "Pues a por todas Vickyta; una vez que tengas las tetas bien firmes... sigue ayunando como hacías antes y verás que serás la envidia de España" jajaaaaaaaaaaaaaa. ¡Eso no se lo cree ni Dios!

"¿no decías que con esfuerzo y empeño se consiguen las cosas?"

El caso es que, últimamente, he estado comiendo como una auténtica cerda. Me avergüenzo de mi misma. Pero ya no hay vuelta atrás. Al recuperarme de la operación, enseguida, me volveré a apuntar al gimnasio y juro por lo que más quiero que al terminar el verano conseguiré pesar 43 kg. ¡Sí o sí! ("con esfuerzo y empeño se consiguen las cosas, está demostrado")

Mis preguntas son las de siempre: si sé que comiendo una hoja de lechuga al día me siento feliz... ¿por qué cojones no lo hago? y... si sé que si me zampo lo primero que pillo me siento la más desgraciada y horrible del mundo... ¿por qué coño sigo haciéndolo?

Necesito recuperar el autocontrol y eso sé que lo conseguiré al recuperarme de la operación. Sí, sí, sí... ¿estoy positiva? Yo diría que no; pero tampoco estoy pesimista... Simplemente, con esta entrada, intento ser un poco coherente y transmitiros que si apenas pruebo nada de comida tengo energías a regalar para mover el culo de la cama y levantarme para ir a clase cada día; y que si engullo como una cerda, sólo tengo ganas de llorar y de encerrarme en casa. Y como ahora no puedo (bueno, ahora sí porque tngo vacaciones hasta el 11 de enero) pero... al empezar las clases, como no podré encerrarme en casa, pues... no podré comer como una vaca porque volveré a pasar unos meses hecha una mierda, sin fuerzas para levantarme, yendo a clase triste y de mala leche y... ¡yo quiero irme para allá contenta y ligera como el aire!

Y eso... no sé qué más decir, porque tampoco quiero hacer suposiciones... pero es lo que me hace sentir bien. Dios... decía que quería ser coherente y creo que si sigo escribiendo... me pasaré de la ralla. Así que mejor me despido, no sé hasta cuando porque no sé si podré moverme pero...

¡os deseo lo mejor, de corazón! y... ¡Feliz Navidad.." Mil gracias por estar ahí y...

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Sé que este tiempo lo he hecho mal, pero el estrés del día a día con todas las cosas chungas y novedades que han aparecido en mi vida... han podido conmigo. Pero el trimestre que viene me lo tomaré de otra manera.
Os amo, lindas (K).