Sí, que soy una loca "todos" lo sabemos, pero que el hecho de estar vaca como una foca me condicione tanto para hacer las cosas, hasta tal punto de creerme que hasta que no adelgace no seré nadie, eso... eso nadie lo sabe. ¿Qué llegarían a pensar de mi? A parte de loca por mis cambios alocados (según ellos) de humor... pensarían que todo eso ya no es una simple locura de niña divertida... sinó de una grave locura de niña enferma de mente.
Estoy al borde... no de la locura porque ya he tocado fondo, estoy... al borde de mandarlo todo a la mierda y desaparecer. No. Mandarme a la mierda a mi. Sí. Eso.
Pero a ver, ¿por qué hablo así? Por la mañana estaba feliz y... ahora que me ha tocado arreglar para salir a la calle... me he derrumbado por completo; mi espejo me habla y no para de repetirme que me cambie de ropa, le hago caso y con nada se conforma, todo el rato me recuerda lo horrible que soy, que no tengo derecho a salir a la calle con estas pintas, con esta barrigota, con estas piernas, con ese culo, con esos brazos, con esa cara...
Odio, odio todo. Odio mi cuerpo, odio la gente, odio el mundo, odio la vida.
Y sí... odio a ana, odio a mía, odio sus voces y sus gritos retumbándome en mi cabeza constantemente, que me obligan a hacer cosas y me riñen si no las hago... y lloro, lloro por los rincones de la casa sin consuelo, sin nadie que me apoye.
Después... ana se convierte en mi amiga cuando logro controlarme, claro, ¿cómo no tenerla de amiga si todo el rato me alaba cuando apenas pruebo nada de comida? ¡cualquiera la querría! pero después... ¿verdad que os hacéis una idea cuando os digo que siento pánico cuando toca mía a mi puerta porque ana la ha avisado que la he fallado?Dioooooos... vicky tiembla, agárrate que aquí puedes empezar a delirar...
Si siento terror cuando ocurre eso... ¿por qué no mando a la mierda a ana? pues porque no es cuestión de mandar a nadie a la mierda, es cuestión de que ana forma parte de mi, no es amiga ni nada, ¡qué coño! es un demonio que tengo metido en mi cuerpo, al igual que mía, que me amargan la existencia.
No sé cómo cojones entraron en mi vida cuando nadie les dio permiso para entrar.
Odio que me manipulen y lo que odio todavía más es que yo no sea capaz de enfrentarme a ellas...